El empoderamiento como un enfoque a la pobreza

En el léxico del alivio de la pobreza, la participación, los enfoques desde la base hacia arriba, y el empoderamiento, son actualmente las palabras de moda. Originadas en un lenguaje de crítica de los paradigmas de desarrollo dominante en las décadas del sesenta y setenta, ellas han llegado a formar parte de la corriente principal, usadas igualmente —aunque tal vez no con los mismos significados— por las agencias de desarrollo multilaterales y bilaterales, gobiernos y organizaciones de la sociedad civil. Inevitablemente, como suele suceder cuando los actores sociales con ideologías, enfoques y prácticas muy variados intentan encontrar un conjunto común de conceptos, existe una considerable falta de claridad, y hasta confusión, acerca de su significado real. Al mismo tiempo, existe una desconfianza entre los críticos del desarrollo que usaron inicialmente esas ideas. Abundan los temores sobre la cooptación, la dilución, y la distorsión. Este texto busca clarificar el rol del empoderamiento en políticas contra la pobreza, planteando las siguientes interrogantes: ¿qué es el empoderamiento y cómo se relaciona con la participación y los enfoques desde la base hacia arriba? ¿por qué el empoderamiento es un concepto útil al hablar de la pobreza? ¿cuáles son los potenciales y dificultades de un enfoque basado en el empoderamiento?
¿QUÉ ES EL EMPODERAMIENTO?
Yo estaba terriblemente asustada de mi marido. Si él decía siéntate, yo me sentaba inmediatamente. Si él decía párate, yo me paraba con obediencia implícita. Arivoli ha cambiado todo eso. Yo no tiemblo ni tirito con sus maneras brutales. Me paro y le cuestiono su autoridad... Para mí, arivoli es época de primavera para las mujeres.
1 Alagamma y su padre tomaron mil rupias y fueron hasta la pequeña tienda donde estaba sentado Ganesan, su ex patrón. Le dijeron que habían venido a devolverle el dinero que le habían pedido hacía casi ocho años, dándole en prenda su cuarto de acre. Ganesan no quería aceptar el dinero y les dijo que regresaran después de dos o tres años. Sin embargo, Alagamma y su padre estaban decididos... y le dijeron a Ganesan que se pondrían a arar su tierra al día siguiente. Fue lo que hicieron.
2 El empoderamiento se relaciona, primero y antes que nada, con el poder, cambiando las relaciones de poder en favor de aquellos que con anterioridad tenían escasa autoridad sobre sus propias vidas. Batliwala (1993) lo define como poseedor de dos aspectos centrales: control sobre los recursos (físicos, humanos, intelectuales, financieros, y el de su propio ser), y control sobre la ideología (creencias, valores y actitudes). Si el poder significa control, el empoderamiento, por tanto, es el proceso de ganar control. Una desconfianza y un malestar intrínsecos feministas con la jerarquía ha conducido a cierta discusión sobre el significado del propio poder, al cuestionamiento de las éticas de poder sobre otros (persona, naturaleza) y a su sustitución por una noción de poder, como la capacidad de ser, de expresarse uno mismo. En el último sentido, el concepto de poder está muy cerca de la noción de capacidad humana.
Se podría argumentar que el poder, sea control extrínseco o capacidad intrínseca, puede conducir al otro. El control sobre el mundo externo de recursos 3 también entrega la capacidad de autoexpresión en una variedad de formas. Por otra parte, una mayor autoestima y un proceso de transformación interna de la propia conciencia puede permitir vencer las barreras externas para el acceso a recursos. En ningún caso es una garantía de que el poder en un sentido conducirá inevitablemente al poder en el otro, pero la historia de la práctica del desarrollo en el terreno tiene muchos ejemplos de ambos. Muchas transformaciones socialistas han comenzado con cambios importantes en el control sobre los recursos materiales entre las clases en una sociedad, expandiendo desde allí las capacidades y autoestima de aquellos que previamente habían estado en la base de la escala social. Por otro lado, muchos programas de desarrollo que no trataron de desafiar el statu quo más amplio, han comenzado por fortalecer la conciencia de las personas sobre las causas de su situación, y se basan en ello para transformar su control sobre los recursos externos.
En cualquier orden que el cambio ocurra, el verdadero empoderamiento incluye típicamente a ambos elementos y raramente se sostiene sin alguno de ellos. Un cambio en el acceso a recursos externos sin un cambio en la conciencia puede dejar a las personas sin la flexibilidad, motivación y atención para retener y/o basarse sobre ese control, dejando un espacio abierto para que otros lo obtengan. Muchos programas de desarrollo gubernamental (especialmente, pero no exclusivamente) que empiezan con buenas intenciones, degeneran en esta forma. Sin embargo, lo inverso es también problemático. Los programas que comienzan por elevar la conciencia de las personas, pero que son incapaces de entregar mayor control sobre los recursos materiales, pueden llevar a la frustración y a altas tasas de deserción. Las organizaciones no gubernamentales, en particular, tienen una importante experiencia sobre este escollo. Para ser sustentable, el proceso de empoderamiento debe modificar tanto la autopercepción de las personas como el control sobre sus vidas y sobre sus ambientes materiales.
Debe quedar claro que el empoderamiento no es algo que puede ser hecho a alguien por otra persona. Los cambios en la conciencia y en la autopercepción son propios, y cuando ellos ocurren, se pueden convertir en las transformaciones más explosivamente creativas y más liberadoras de energía, de las cuales a menudo no se vuelve atrás. Ellas pueden extraer poderosas reservas de esperanza y entusiasmo entre las personas que estaban acostumbradas a verse a sí mismas y a sus mundos en términos puramente negativos. Los agentes de cambio externo pueden requerirse como los catalizadores esenciales que lo inician, pero el impulso del proceso de empo-deramiento se explica por la extensión o la rapidez con que las personas se cambian a sí mismas. Esto significa que el gobierno no empodera a las personas; las personas se empoderan a sí mismas. Lo que las políticas y acciones del gobierno pueden hacer es crear un ambiente de apoyo o actuar como una barrera al proceso de empoderamiento.
La distinción es importante, precisamente, porque a menudo es dejada de lado debido al entusiasmo general por el empoderamiento entre las agencias de desarrollo y los gobiernos. Es corto el trecho entre el pensamiento de gobiernos o agencias de cómo empoderar a las personas mediante programas y la visión del empoderamiento como otra dádiva, algo que los gobiernos hacen para o en favor de las personas. Aquí, el peligro consiste en que el foco cambie completamente hacia la entrega de acceso a los recursos externos, bienes, o servicios, y se aleje de las metodologías que crearán los espacios para que las personas construyan confianza y autoestima. Aunque la participación de las personas puede ser una terminología aceptada en tales programas, su contenido puede llegar a ser totalmente estrecho, incluyendo poco más que consultas precipitadas al inicio de un programa. Dos importantes ejemplos actuales de este peligro son: a) los programas posteriores a la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo (ICPD) para la salud reproductiva que se están diseñando en muchos países; el escollo en algunos de ellos es que el empoderamiento de las mujeres puede ser visto en términos de aumentar sus ingresos, bienes, empleo, educación, entre otros, pero no como una forma en la que ellas mismas construyan su capacidad para planificar, monitorear y evaluar los programas; b) los extendidos programas para microcrédito, los cuales en la actualidad están en discusión general; mientras muchas de las ONG que trabajan en esas iniciativas son genuinos ejemplos de ambos procesos de empoderamiento extrínseco e intrínseco, es cuestionable hasta qué punto esto es comprendido por algunas de las agencias e instituciones involucradas.
Otro aspecto clave del empoderamiento es que raramente es un proceso neutral. Precisamente porque implica un cambio en las relaciones de poder en favor de los que tienen menos poder, puede generar significativos disturbios sociales, aunque se inicie con un foco relativamente neutral. Tales disturbios no son necesariamente dañinos y sin duda pueden catalizar más allá el proceso de empoderamiento. Un ejemplo de ello es la Campaña de Alfabetización Total en India, que a inicios de los años noventa reunió al gobierno, ONG y personas en una campaña para erradicar el analfabetismo. Simples lecciones sobre el problema del alcoholismo masculino en una de las cartillas de alfabetización condujo a un importante movimiento contra los arrack (locales de expendio de licores) con licencia del gobierno, en el estado de Andhra Pradesh. La metodología participativa de las clases de alfabetización y el hecho de que se tratara de enseñar habilidades mediante tópicos relevantes a las vidas de las personas, crearon el espacio para que las mujeres —la mayoría entre los analfabetos, y de las personas en los cursos— se sintieran con el poder para atacar un problema central en sus vidas. Disturbios como éstos pueden entregar mucho empoderamiento, pero en la medida en que son desatendidos, pueden tomar por sorpresa a los administradores de los programas y desafiar su habilidad para dar una respuesta flexible y apoyadora.
Sin duda los disturbios del movimiento anti-arrack incrementaron la confianza de las mujeres en su habilidad para tratar con los maridos, los proveedores de licores, los políticos, y la maquinaria estatal. Igualmente, los bebedores masculinos perdieron algo en este proceso. ¿Es el empoderamiento entonces un juego que suma cero? Creo que la respuesta es una mezcla, tanto positiva como negativa. En términos de control extrínseco sobre recursos materiales, el empoderamiento puede algunas veces incluir redistribución desde los que previamente tenían el control hacia aquellos recientemente empoderados. Por ejemplo, las auténticas reformas de tenencia de la tierra generan perdedores y ganadores. Pero, hasta donde concierne a los recursos materiales, si el empoderamiento conduce al aumento de la productividad e ingresos, no necesita ser un juego de suma cero. No es necesario que el poder intrínseco, el crecimiento de la autoestima y de las capacidades de algunos, signifique una pérdida para los otros, aunque puede serlo. El marido de Rani (en el ejemplo con el cual comenzamos este artículo) ciertamente perdió su habilidad para imponerle sus deseos en forma arbitraria, pero con el tiempo, él también puede haberse dado cuenta de la naturaleza corrupta del poder, que en el pasado él usaba para gobernarla. Ese poder significaba que él era menos humano y compasivo de lo que podría ser, disminuido en sus propias capacidades como resultado de la violenta relación con su esposa.
Hasta aquí, nuestros ejemplos han tratado de los procesos grupales que han ayudado a cambiar la vida de los individuos. A menudo, el empoderamiento se relaciona tanto con los grupos como con los individuos. Dado que el pobre y el que no tiene poder llevan una vida tan fragmentada y marginalizada en el mundo actual, los grupos solidarios pueden ser una poderosa fuerza de apoyo. Puede hacer que las personas se den cuenta de la sabiduría de la vieja fábula sobre el atado de palos que resulta más difícil de quebrar que un solo palo. Sin embargo, los procesos de desarrollo grupal mediante visiones compartidas y de apoyo mutuo pueden a veces ser difíciles, especialmente en donde las presiones de las competencias intragrupales y de las rivalidades son fuertes. A pesar de ello, los mejores ejemplos de empoderamiento de muchos países muestran que, en todos, se han usado procesos grupales para romper efectivamente el aislamiento y construir fortaleza. En algunos casos, como en el del Banco Grameen, los procesos grupales también han sido usados para asegurar la responsabilidad individual. Los individuos tienden a ser más responsables con los grupos de sus pares —con los cuales tienen que continuar viviendo y trabajando— que con los agentes externos con quienes no tienen que compartir sus vidas cotidianas.
Aunque el empoderamiento a través de los procesos grupales puede ser altamente efectivo, finalmente puede llevar a cambios en un nivel individual, no sólo en términos del control sobre recursos extrínsecos, sino que también en una mayor autonomía y autoridad en la toma de decisiones, asertividad, entre otros. En el pasado algunas teorías del empoderamiento han ignorado y hasta negado el elemento individual, creyendo que un foco en la autonomía individual es equivalente a una aceptación de la atomización y a una negación de los intereses e interacciones de grupo. En épocas recientes, es el movimiento de mujeres el que ha afirmado la importancia de la autonomía individual a través de la lucha para hacer de lo personal algo político. Para el verdadero empoderamiento, las personas pobres deben ser capaces de ir más allá de su conciencia de sí mismas como víctimas eternas, trascendiendo su cualidad de otro, para cambiar su autopercepción hacia un mayor control sobre sus vidas y su medio ambiente. Este cambio interno en la conciencia, aunque catalizado en procesos grupales, es profunda e intensamente personal e individual.
Un tema final para esta sección sobre el empoderamiento se relaciona con la participación, la descentralización o los enfoques de desarrollo de participación desde la base hacia arriba. Aunque a menudo esos conceptos han sido usados como sinónimos, tienen significados distintos, los cuales distan mucho de ser idénticos. El empoderamiento (de aquellos que previamente carecían de poder en el orden social) es un fin en sí mismo, mientras que la descentralización, los enfoques de participación desde la base hacia arriba, y en cierta medida, la participación, pueden ser vistos como medios para un fin. Ese fin puede o no puede ser el empoderamiento de los pobres. La descentralización de la autoridad gubernamental central puede pavimentar el camino para un mayor control sobre la toma de decisiones a nivel local, y para programas de desarrollo más acordes a las necesidades de las personas. Pero la descentralización puede también implicar devolución de recursos y poder del gobierno central a los gobiernos locales, sin ningún empoderamiento de los pobres. 4 Esto es particularmente cierto si las jerarquías sociales locales son poderosas; en este caso la descentralización puede hasta debilitar la posición de los pobres, especialmente si la oposición local a su empoderamiento es fuerte. La situación de las minorías raciales en Estados Unidos y de las castas intocables de la India son ejemplos de este problema. La descentralización también puede dar como resultado una mayor desigualdad entre regiones y localidades ricas y pobres, a menos que se acompañe por fuertes medidas redistributivas mediante impuestos y transferencias. Un ejemplo de ello es el caso de China en la fase posterior a las reformas.
La participación es un concepto más débil que el empoderamiento, en el sentido que es compatible con una multiplicidad de fines en conflicto. Al tener como meta involucrar genuinamente a las personas, y particularmente a los que no tienen poder, al formular estrategias y políticas de desarrollo, al tomar decisiones sobre los programas, y al monitorearlos y evaluarlos, puede crear un ambiente que conduzca al empo-deramiento. Por otra parte, los espacios pueden estar abiertos a los grupos, comunidades o localidades para participar en los programas gubernamentales de desarrollo simplemente porque los gobiernos o agencias desean traspasar parte de los costos a ellos, o principalmente en función de los intereses de la eficiencia del programa. Por supuesto, si la intención no es empoderar a las personas para que tengan voz en la toma de decisiones, entonces la cuerda puede ser tirada con fuerza por las autoridades, quienes circunscribirán y limitarán la naturaleza de la participación. El programa de planificación familiar de Indonesia es un ejemplo. La participación puede también ser totalmente superficial con la intención de satisfacer a las agencias donantes o para mitigar las presiones para una mayor democracia, y consistir, de hecho, en sólo consultas rápidas. Los llamados para la participación pueden por tanto ser pasados por alto o destruidos a menos que los objetivos sean claramente especificados, y los métodos transparentes y genuinos.
Finalmente, incluso la idea de un enfoque de participación "desde la base hacia arriba" no es sinónimo de empoderamiento. En la medida que los agentes de cambio externos, no gubernamentales o gubernamentales, son necesarios para infundir nuevas ideas, visiones y metodologías ante la gente pobre para que comience su camino hacia el empoderamiento, puede ser vana la sola confianza en iniciativas surgidas desde abajo. En forma igualmente importante, pueden ser necesarias las directivas desde la base para romper el estrangulamiento de los poderosos en un medio local, como aconteció con el rol crítico que tuvo la autoridad federal para romper la oposición local a la votación de los afroamericanos en el sur de Estados Unidos. Dependiendo del contexto local, una combinación de enfoques desde la base hacia arriba y de arriba hacia la base, por lo tanto, pueden ser necesarios.
A modo de síntesis, se puede plantear que:
el empoderamiento es el proceso de ganar poder, tanto para controlar los recursos externos como para el crecimiento de la autoestima y capacidad interna;
aunque los agentes externos de cambios pueden catalizar el proceso o crear un ambiente de apoyo, finalmente son las personas las que se empoderan a sí mismas;
el empoderamiento genuino puede no ser un proceso neutral, y aquellos que se embarcan en él deben estar preparados para los disturbios sociales;
el empoderamiento no es un juego de suma cero, aunque pueda haber ganadores y perdedores en ciertos sentidos;
a menudo, los procesos grupales son decisivos al empoderamiento, pero la transformación personal de los individuos es también esencial;
el empoderamiento no es sinónimo de descentralización, de participación
de participación desde la base hacia arriba, sino un concepto mucho más poderoso.
EMPODERAMIENTO Y POBREZA
Existen tanto razones intrínsecas como instrumentales para creer que el empoderamiento es (o debería ser) un elemento esencial en las estrategias, políticas y programas que buscan encarar la pobreza. Aunque la mayoría de las mediciones sobre ese tema se basan en el ingreso o gastos de consumo per cápita de los hogares individuales, la propia pobreza no es inherente a un fenómeno puramente individual, es decir, la probabilidad de ser pobre no se distribuye al azar en la población.
Factores tales como la raza, etnia, casta, género, estado civil y edad, unido con la ubicación regional, actúan como mecanismos que inciden en la pobreza, pero pocos países tienen datos disponibles a gran escala que muestren las correlaciones entre esos factores, o entre ellos y la pobreza a nivel de hogares. Los datos agrupados por raza y género en Estados Unidos muestran significativas diferencias en sueldos, niveles educacionales, estatus ocupacional y tasas de desempleo, así como diferencias significativas que atraviesan los grupos raciales en las condiciones de salud, medidas por la esperanza de vida. Un estudio reciente basado en los datos de la investigación a nivel nacional para la Trigésimo Octava Ronda (1982-83) en cuatro estados orientales en la India, constató que los miembros de castas que han sido objeto de medidas legislativas especiales y de tribus eran claramente más pobres en términos de gasto de consumo familiar per cápita (Saggar y Pan, 1994).5 De hecho, las probabilidades de pobreza no están distribuidas al azar dentro de los hogares, pues el género y la edad actúan como variables de clasificación significativa. Esto es verdadero tanto cuando se usa una noción tradicional de pobreza de ingreso/consumo como cuando se usa el concepto más amplio de capacidad, y que fue mostrado por el Informe de Desarrollo Humano de 1996.
Aunque es cierto que la educación y el estatus ocupacional pueden actuar como variables intermediarias entre los factores sociales tales como raza/género y pobreza de ingreso/consumo, existe ahora evidencia considerable, por lo menos para Estados Unidos, que muestran que hay un remanente significativo no explicado en los sueldos, aun después de considerar las diferencias debidas a la educación. Hay dos implicaciones de tales resultados. Primero, las relaciones sociales tales como género y raza pueden ser suficientemente poderosas para oponerse a las presiones demo-cratizadoras de educación. Segundo, tales ejercicios estadísticos no toman en cuenta que la raza y el género también actúan para filtrar el acceso a la propia educación.
Mi argumento es que la efectividad de una estrategia en contra de la pobreza depende de cómo se encaren las causas subyacentes de la pobreza grupal. El rostro de la pobreza es desproporcionadamente femenino, muy viejo o muy joven, o pertenece a alguien de una casta que ha sido objeto de medidas legales especiales, de una minoría racial o étnica o de un grupo indígena. Cada uno de esos grupos es pobre por un conjunto de razones diferentes, aunque ellas se traslapen. Sus miembros tienden a estar sin poder en términos de su control sobre recursos externos. En consecuencia, tienden a estar en la base de los mercados laborales altamente desiguales, o totalmente marginalizados de las principales corrientes de los procesos económicos. Además, en el caso de las mujeres, sus contribuciones económicas, aunque fundamentales para la sobrevivencia y reproducción humana, no son reconocidas ni valoradas. La actual pauperización de las comunidades indígenas se deriva de la alienación de su acceso a los recursos, ya que su ubicación y métodos de subsistencia son vistos como barrera al crecimiento económico.
El resultado para todos esos grupos incluye pobreza en términos de ingresos/bienes y de desarrollo humano. Generalmente, la pobreza grupal tiene una larga historia. Los factores económicos, sociales y políticos interactúan para perpetuarla; así la privación/marginalización/opresión ocurren a lo largo de más de una dimensión. Pero, mientras esto hace a la experiencia de la pobreza más abarcadora, también significa que los cambios positivos pueden ser efectuados mediante acciones que encaren su naturaleza multidimensional. Una estrategia en contra de la pobreza focalizada en el empoderamiento, puede enfrentar mejor esta multidimensionalidad intrínseca que un programa estándar orientado hacia el bienestar, para crear bienes o generar ingresos.
También existen buenas razones instrumentales para usar un enfoque de empoderamiento destinado a enfrentar la pobreza. Muchos programas tradicionales sufren de problemas de despilfarro, mermas e ineficiencias. Una razón de esta situación es la falta de empoderamiento de los grupos objetivos de beneficiarios, quienes son incapaces de desafiar a los funcionarios de los programas. Un enfoque de empoderamiento puede tener un saludable efecto en la eficiencia y efectividad del programa al permitir a las personas sostener el programa y a sus administradores/trabajadores dar cuenta de él. La próxima sección discutirá varios ejemplos que muestran el potencial y los métodos de un enfoque de empoderamiento.
POTENCIAL, TIPOLOGÍA Y EJEMPLOS DEL EMPODERAMIENTO
Los ejemplos en esta sección son extraídos de experiencias recientes en la India, pero casos similares existen en muchos lugares y la tipología es aplicable en forma más general. Hay tres tipos principales de empoderamiento, cuando los casos son clasificados por naturaleza y rol por los agentes de cambio : a) aquellos que son catalizados por ONG; b) aquellos que desarrollan un movimiento de personas en el cual los agentes de cambios pueden ser externos o internos; c) iniciativas conjuntas gobiernos-ONG.
Cada tipo tiene fortalezas y debilidades específicas. Los experimentos basados en las ONG tienen la ventaja de ser innovadores, flexibles, y estas organizaciones responden tanto en sus contenidos sustantivos como en sus métodos. Una razón es que, con pocas excepciones, ellas tienden a empezar y a permanecer pequeños. Pero, al mismo tiempo, aunque pueden generar interesantes nuevos experimentos, sus resultados no son fácilmente replicados o expandidos. A menudo, este problema se debe al hecho de que el personal clave es escaso en número y la estructura de liderazgo de muchas organizaciones es completamente débil. Aunque muchas ONG tratan de mantener su autonomía a toda costa, la clase de trabajo que generalmente hacen —entregar diferentes servicios o funciones de apoyo— puede significar que tienen que trabajar dentro de la política más amplia y del régimen tanto político como social sin desafiarlo directamente. Esta limitación es, probablemente, menos estricta para las ONG defensoras de derechos que para aquellas que entregan servicios.
Los movimientos sociales de las personas, a diferencia de las ONG, no están limitados de esta manera, y en forma muy consciente se establecen para alterar el statu quo social y político. Por la misma naturaleza de su trabajo, si son exitosos, tienden a ser grandes y pueden extenderse más allá de locales específicos. Su fortaleza radica en que son capaces de ir directamente al corazón mismo de las causas de la falta de poder de la gente pobre y trabajar para transformarlas. Pero esto también puede significar verse enfrentados a la oposición (algunas veces violenta) de aquellos que controlan recursos, violencia de la cual pueden no ser capaces de aislar a sus miembros más débiles y menos poderosos.
Es interesante que algunas de las recientes experiencias más estimulantes sobre empoderamiento en la India son el resultado de acciones conjuntas del gobierno y del sector no gubernamental. Como veremos en algunos de los ejemplos, ellas son capaces de evitar el problema de las ONG de débil replicabilidad y de tamaño pequeño, así como también del poder del Estado (en cierta medida, por lo menos) para atacar los determinados intereses que poseen los poderosos. Pero su fuerza puede ser también su debilidad, en el sentido de estar constantemente bajo presión para adaptarse a las necesidades y métodos de gobierno; el peligro de la cooptación conjunta o de sucumbir a las presiones burocráticas o políticas en las cuales el gobierno está siempre presente.
ALGUNAS EXPERIENCIAS DE ONG
Algunas de las experiencias más conocidas son aquellas de organizaciones no gubernamentales tales como SEWA, BRAC, Banco Grameen. Aunque éstas son principalmente organizaciones que trabajan con personas para entregar o acceder a servicios específicos, tales como créditos, tecnología, entre otros, hay también otras ONG que, esencialmente, dan apoyo a funciones tales como capacitación o investigación-acción. También otras ONG se concentran fuerte o exclusivamente en la defensa del cambio político.
SEWAUna de las organizaciones más conocidas de la India es SEWA (Organización de Mujeres Autoempleadas), una asociación sindical de más de cien mil socias, cuyo número de integrantes ha crecido rápidamente en años recientes. Creada en 1972, SEWA trabaja para mejorar las vidas de las mujeres muy pobres económica y socialmente y para aumentar su autoestima. Este trabajo se ha derivado a muchas áreas incluyendo organización sindical, cooperativas, banca, producción lechera, producción artesanal basada en el hogar, pequeño comercio, agricultura y silvicultura, desarrollo agrario, cultivos hidropónicos, salud, cuidado infantil, vivienda y otros:
Algunos de esos esfuerzos han tenido éxito con los objetivos propuestos, otros no. Muchos han desarrollado direcciones diferentes, inesperadas y a menudo nuevas, con implicaciones políticas importantes. Sin embargo, cada intento ha revelado cómo la vida de las mujeres interactúa con la estructura existente, tanto social como económica y política, y cómo esas estructuras reaccionan e interactúan cuando las mujeres tratan de cambiar sus vidas. También muestra lo que sucede cuando hay un intento desde dentro de la estructura para alcanzar a las mujeres, las reacciones en las comunidades y en las familias. Tal vez lo más inspirador ha sido el crecimiento de las propias mujeres. Hemos visto cómo, cuando se les da la oportunidad, las mujeres asumen roles de liderazgo, toman las responsabilidades de sus propias organizaciones y aprenden las habilidades necesarias para hacerlas funcionar (citado de Ela Bhatt, Nanavaty, 1994, p. 2).
Las socias de SEWA pertenecen a comunidades pobres, mal alimentadas y desnutridas, que por lo general carecen de agua limpia y servicios sanitarios, lo que hace muy comunes las enfermedades infecciosas. Las mujeres se ganan la vida desde temprana edad como enrolladoras de bidi y agarbathi, trabajadoras del tabaco, recolectoras de harapos, arrastradoras de carretas, costureras de bolsas de cemento, negociantes de ropa vieja, vendedoras de verduras y una variedad de ocupaciones similares mediante un trabajo físico muy duro, en ambientes con poca luz, llenos de polvo de cemento o de tabaco, sentándose, parándose, levantando y arrastrando materiales por largas horas, día tras día. El abuso de sustancias como tabaco y alcohol por parte de los hombres generalmente tiene repercusiones en las mujeres y en los niños a través del aumento de la violencia doméstica y en la reducción de los gastos para la alimentación y cuidados de la salud.
Las mujeres son especialmente vulnerables a enfermedades reproductivas y problemas relacionados con el embarazo, incluyendo la muerte debido al deficiente cuidado pre y postnatal, y a las emergencias obstétricas mal tratadas. Problemas de anemia y desnutrición son particularmente severos entre adolescentes y mujeres, ya sea en los años reproductivos como en los posteriores, y son causados por la discriminación y los sesgos debidos al género, así como por la pobreza y por los deficientes servicios de salud. Por tanto, para esas mujeres, los problemas de pobreza de bienes e ingresos están compuestos por la opresión basada en el género.
El enfoque de SEWA ha sido centrarse en el empoderamiento económico de las mujeres mediante acciones que estabilicen su capacidad de recibir ingresos, y desarrollar servicios claves de apoyo, tales como salud y cuidados de los niños, en respuesta a las necesidades de sus integrantes. Ha tratado de construir la autoestima de las mujeres:
En términos de autosuficiencia financiera, de autoadministración y de la toma de decisiones para los pobres, el empoderamiento colectivo es más importante que el individual. Con la fuerza colectiva, la mujer es capaz de combatir las fuerzas corruptas y explotadoras de afuera como lo son los comerciantes y los prestamistas de dinero. También consigue respeto en la familia y en la comunidad (Nanavaty, 1994).
SEWA ha sido altamente flexible en sus estilos organizacionales, usando tanto la forma de los sindicatos como la de las cooperativas. Al generar la capacidad de sus integrantes de dirigir la organización, y fortalecer la segunda línea de liderazgo, SEWA ha sido capaz también de evitar los problemas de las ONG relativos a su reducido tamaño. En esto, es probablemente más la excepción que la regla. Filiales de SEWA, autónomas de la organización matriz en Ahmedabad, ahora existen en numerosos estados de la India.
SEWA es uno de los ejemplos más exitosos del poder del enfoque de empo-deramiento para la pobreza. Samuben Ujabhai, una mujer rural del grupo de SEWA que trató durante cuatro años de conseguir trabajo estable mediante un programa de viveros de plantas, expresa:
Ahora nosotras no tenemos que rogar para que nos tomen como obreras en los campos de los patrones ricos de la aldea (Nanavaty, 1994).
El caso de Ranbai Malek, mujer rural de más de 50 años, ilustra el punto: ... (ella había sido) educada hasta cuarto año, pero desde entonces había perdido el contacto con la lectura y escritura. Ella es la única mujer educada en toda la aldea. Al ser abordada por primera vez por los organizadores de SEWA, Ranbai estaba nerviosa y nos consideraba como oficiales gubernamentales, que la pondríamos en problemas y por ello se negó a hablar con nosotros. De hecho, durante las siguientes visitas, huía al campo cuando nos veía. Ahora, después de un año, hay un notable cambio en Ranbai y en los miembros del grupo, que la estimularon a aprender la lectura, la escritura y la aritmética. Por la sola fuerza del deber, ella practicaba la escritura hasta tarde en la noche. Hoy, mantiene a su cargo todos los registros y otros documentos, sin errores. Ranbai, quien ni siquiera había visto los alejados faldeos de su propia aldea, ahora va al almacén de la Forest Corporation a depositar la resina de los árboles, prepara las cuentas y cobra el cheque de pago en la oficina de la corporación, da recibos, y distribuye el dinero para sus miembros. "Cuando me pidieron que fuera a Ahmedabad —dijo Ranbai—, no pude dormir la noche anterior; ¡era como ir al extranjero! Una vez que tuve que hablar ante un grupo grande, me sentía nerviosa y tiritaba. Sentía mi cara como una mancha negra. Pero ahora, si usted me pide que me pare y hable, hablo por un largo tiempo" (Nanavaty, 1994).
YUVALa Juventud por la Unidad y la Acción Voluntaria (YUVA) trabaja por el derecho a la vivienda de los pobres urbanos en Mumbai (Bombai). Organiza a los jóvenes y mujeres para la acción social en las áreas de vivienda, salud, educación, derechos legales y orientación. La organización ha sido activa tanto a nivel de la defensa política, por ejemplo muy recientemente en Hábitat II en Estambul, como a nivel comunal, apoyando los esfuerzos de los habitantes de las veredas 6 y de los pobres que viven en barriadas para conseguir casas dignas y mejoras en los servicios básicos. YUVA también respalda otras actividades tales como los fondos de ahorro de las mujeres, al constatar que —como ocurre en muchos lugares— son ellas las que llevan la carga de la responsabilidad para la sobrevivencia del hogar. 7
Una de las principales actividades es apoyar a quienes viven en las veredas que están constantemente bajo la amenaza de desalojo y de demolición por las autoridades municipales. El nexo entre los políticos y los grandes desarrollistas urbanos es fuerte en Mumbai, tal como lo es en muchas otras ciudades grandes. Las amenazas de desalojo, incluso para quienes han vivido por décadas en las mismas localidades, está todavía presente. YUVA educa a la gente sobre sus derechos, y en particular, sobre los nexos entre el derecho a la vivienda, empleo y escolaridad continua para los niños. A menudo, cuando las personas son desalojadas, las autoridades municipales les ofrecen reubicarlas en áreas de las periferias, lejos de su trabajo y de las escuelas de sus niños. La mayoría vuelve a sus antiguas localidades al poco tiempo y el ciclo comienza de nuevo. Lo efectiva que ha sido la educación de YUVA se puede comprobar en el testimonio de Lalitabay:
Hemos vivido aquí por muchos años, la mayoría por más de 15 años. Tenemos tarjetas de racionamiento, y nuestros nombres están en las listas de votantes. Tenemos derecho a esta tierra... Nosotros decimos que no nos moveremos de aquí hasta que se nos entregue un terreno y una casa... Y no una vivienda a millas de aquí, en la jungla en las afueras de Mumbai. No, ¿para qué nos serviría eso? Nosotros necesitamos viviendas cerca de aquí, para seguir trabajando en nuestros empleos. No tiene sentido que nos prometan darnos vivienda si con eso perdemos nuestros trabajos (Kapadia, 1996, p. 1437).
En verdad, existe una ironía entre los esfuerzos del gobierno por lograr una total alfabetización, y la imposibilidad de algunos niños de asistir a la escuela. Con el rápido crecimiento de las ciudades y de las poblaciones, la necesidad de contar con organizaciones como YUVA seguirá creciendo. La vivienda segura es un pre-requisito esencial para erradicar la pobreza urbana, y un enfoque de empoderamiento que une los derechos por vivienda, trabajo y educación, es más probable que sea efectivo al dar energía y motivar a la gente. Para las personas que despiertan en las mañanas sin saber si por la tarde tendrán todavía un techo sobre sus cabezas, ser empoderados de esta forma es un logro significativo. En las palabras de Shantabai, una anciana habitante de las veredas:
Ellos nuevamente estuvieron aquí, esta mañana temprano. Si nosotros no hubiésemos estado alertas habrían simplemente llegado y tirado lejos nuestras cosas. Pero nosotros lucharemos. Sabemos que es una pelea justa. Ellos dicen que están aplicando la ley, pero se nos ha dicho y sabemos que esas leyes están equivocadas. Estamos en lo correcto al resistirlas (Kapadia, 1996, p. 1438).
ACCIONES CONJUNTAS ONG-GOBIERNO
En la última década, en India se han visto numerosos esfuerzos de colaboración entre las ONG y el gobierno para encarar el problema de desarrollo humano. Aunque cargados de tensiones y contradicciones potenciales, algunos han sido altamente exitosos en motivar y movilizar a las personas. Al hacerlo así, han logrado vencer parcialmente el problema derivado de la pequeña escala de las ONG, y de la oposición de los poderosos. Los dos ejemplos siguientes se refieren al campo de la educación: uno, ligado a la Campaña Total de Alfabetización, y el otro, acerca del empoderamiento de las mujeres, implementado semiautónomamente bajo el Ministerio de Educación.
CAMPAÑA TOTAL DE ALFABETIZACIÓN
La campaña de alfabetización que comenzó en la India en 1989 fue diferente a anteriores programas de alfabetización en algunos asuntos clave. Lo más importante fue el rol jugado por la red de Ciencia del Pueblo y la recientemente formada ONG Bharat Gyan Vigyan Samithi (BGVS) que sustentó la campaña entregando recursos técnicos y humanos, dio apoyo voluntario y aportó ideas innovadoras extraídas de las experiencias del sector no gubernamental, especialmente en Kerala. 8 Ciertos rasgos de esta campaña de alfabetización la han hecho más efectiva y empoderadora que los esfuerzos anteriores. La campaña se basaba en la idea de una saturación en el tiempo, dentro de áreas geográficamente definidas. Se realizaron importantes esfuerzos para estimular a las personas a participar mediante comités de alfabetización articulados en diferentes niveles. Además de los trabajadores gubernamentales de diferentes departamentos, quienes se unieron a la campaña en comisión de servicio y recibieron salarios, otros miembros del personal lo hicieron en forma voluntaria; la responsabilidad se aseguraba mediante la motivación del trabajador sin necesidad de elaborados mecanismos de supervisión. En cada distrito la estructura organizacional incluía la completa maquinaria gubernamental, un pequeño núcleo de personal pagado a tiempo completo, y comités de alfabetización del pueblo. Se dio gran énfasis a la propia división de la campaña en tres fases: a) motivación/movilización, usando grupos de teatro callejero en forma extensiva; b) enseñanza/aprendizaje, y c) consolidación mediante actividades posteriores a la alfabetización. La campaña ha sido altamente exitosa al entregar alfabetización y preparación aritmética básicas, así como también una mayor conciencia social, particularmente a las adultas analfabetas que participaron en gran número. La combinación de la dedicación y creatividad no gubernamental por un lado, y el poder del alto perfil gubernamental de apoyo, por otro, crearon una mezcla bastante rara. Pero también se plantearon interrogantes sobre su sustentabilidad en términos de la energía y compromiso requeridos de los voluntarios, para no mencionar la inconstancia proverbial y la falta de continuidad de una burocracia con trabajos transferibles.
En áreas donde la campaña se desarrolló bien se generaron beneficios que dieron cuenta en qué medida las personas estaban empoderadas. Ello incluía grupos de ahorro y de crédito, mejor uso de los programas gubernamentales en contra de la pobreza, y campañas en contra del alcoholismo, así como acciones grupales que rompieron las barreras y tabúes sociales tradicionales. En Pudukottai, distrito de Tamilnadu, como parte de la campaña de alfabetización, miles de mujeres, jóvenes y ancianas, aprendieron a andar en bicicleta como una forma de mejorar su movilidad física. De esta forma, ellas rompieron las murallas que las confinaban a espacios privados definidos estrechamente. De acuerdo a Vasantha, una trabajadora perteneciente a una cantera de piedra:
Al aprender a andar en bicicleta, he roto muchas barreras, la de género, de edad, de casta y la de clase. Nunca se había visto a una mujer proveniente de una familia obrera marcadamente pobre que tocara siquiera una bicicleta, olvídense de pedalear cruzando las calles de nuestra aldea. Ahora puedo conversar de igual a igual con los contratistas, y aun pasarlos pedaleando en mi bicicleta (Athreya y Chumkath, 1996, p. 220).
MAHILA SAMAKHYA
La Política Nacional de Educación se puso en marcha en la India en 1986 después de dos años de intenso debate y discusión pública. Una de sus principales metas era reducir las desigualdades en la educación, incluyendo en especial las de género. El programa Mahila Samakhya, que opera en cinco estados del país, se intentó como un programa de empoderamiento de las mujeres para elevar su conciencia sobre su situación social dentro de la familia y en la sociedad. En contraste con la focalización de la Campaña Total de Alfabetización, de tiempo definido y a gran escala, Mahila Samakhya trabaja más lenta e intensamente y a escala más pequeña. Es un enfoque diferente a la alfabetización y al empoderamiento, lo cual permite a las propias mujeres ir a solicitar alfabetización, debido a que ellas llegan a estar más conscientes e interesadas socialmente. Otra diferencia es que Mahila Samakhya construye conscientemente la conciencia de género en sus actividades, mientras que tal orientación explícita no existe en la Campaña Total de Alfabetización:
Un rasgo único de este enfoque es la tensión que se establece al cambiar la propia imagen de las mujeres: el argumento es que a menos que las mujeres se liberen de la autopercepción de débiles, inferiores y seres limitados, ninguna intervención externa —sea en la forma de acceso a los recursos o al poder económico— las capacitará para desafiar las ecuaciones de poder existente en la sociedad, la comunidad o la familia (Batliwala, 1993, p. 31).
Este método se centra en la movilización de las mujeres usando agentes de cambio capacitados a nivel de la aldea, quienes apoyan a las mujeres a formar grupos, les permiten el acceso a servicios y recursos en forma colectiva, y las ayudan a organizar y administrar sus propios servicios. Aquí, el rol de los agentes de cambio y del colectivo son ambos importantes. Nuevamente, la fuerza del proceso, que da respuesta a las necesidades de las mujeres de acuerdo a su propio ritmo es también su debilidad, ya que el tiempo requerido puede ser largo. Pero el empoderamiento alcanzado puede ser mucho más sólido y sustentable. En palabras de Gowri, especialista de Mahila Samakhya, Karnataka:
Me siento feliz y orgullosa al ver que las mujeres confían en forma creciente en manejar sus asuntos en forma independiente. Ellas no esperan que personas (sahayoginis) de Mahila Samakhya vengan para acá, sino que realizan la acción y a menudo informan al sahayogini después de haberla hecho. Un ejemplo poderoso y movilizador es el de una mujer, cuyo marido, un bebedor crónico, había vendido prácticamente todo en la casa para comprar la bebida. Finalmente, él vendió el thali, la cadena matrimonial de ella. Ella movilizó a las mujeres de toda la aldea, quienes protestaron frente a las cuatro botillerías del lugar, diciendo que no permitirían que se vendiera una sola gota más de licor. Lo más importante de todo es que al día siguiente leyeron un artículo en el diario sobre ellas, en el que se hablaba sobre su valentía (Gowri, 1996, p. 99).
ALGUNAS PREOCUPACIONES SOBRE EL EMPODERAMIENTO
Los ejemplos dados son poderosos argumentos para un enfoque de empo-deramiento para erradicar la pobreza. Pero algunas preocupaciones permanecen. ¿Es el enfoque del empoderamiento muy costoso en términos de tiempo y recursos? Se sabe que los programas tradicionales en contra de la pobreza sufren de una merma considerable y de ineficiencia precisamente porque la gente pobre carece de poder para hacer responsables a burócratas, y pedir cuentas a oficiales o políticos sobre los fondos que se gastan en su nombre. Como hemos visto, este desperdicio entrega un argumento instrumental fuerte para el enfoque de empoderamiento. Aunque no existen estimaciones comparativas, es posible argumentar que el enfoque de empoderamiento puede realmente ahorrar fondos del programa al cortar el despilfarro y la corrupción. En términos de tiempo, aunque el enfoque de empoderamiento puede ser lento, no tiene que serlo, como fue ilustrado por la Campaña de Alfabetización discutida en la sección previa.
Una segunda preocupación es si la metodología es demasiado complicada para programas a gran escala. Como hemos visto en los ejemplos, un gran número de programas usan este enfoque muy eficientemente. Creo que el problema consiste en cambiar el modo de pensar de los que implementan los programas desde un enfoque de arriba hacia la base, a otro que reconozca la multidimensionalidad de las necesidades de la gente pobre, así como su capacidad de autoayuda una vez que se le da la oportunidad.
Un tercer tópico es la medición. ¿Puede el empoderamiento ser medido fácil y exactamente de tal manera que los programas puedan ser evaluados? En efecto, esto es completamente simple, o por lo menos no más complejo que cualquier otro indicador cualitativo. Ambos indicadores objetivos y subjetivos se han usado en forma extensa en algunos programas de empoderamiento. Si un programa tiene objetivos específicos tales como la alfabetización, el crédito, el ahorro, la salud o el aumento de ingresos, obviamente se pueden utilizar las medidas objetivas normales. Sin embargo, tales medidas pueden sólo ser aproximadas al proceso de empoderamiento que es más cualitativo en su naturaleza. Como con todas las medidas aproximadas, deberían usarse con cuidado, ya que pueden haber retardos de tiempos impredecibles entre un proceso de empoderamiento efectivo y sus resultados objetivos. Por tanto, las medidas y metodologías cualitativas son ingredientes esenciales al evaluar un programa de empoderamiento. De particular importancia son los métodos de evaluación que se construyen en respuesta y retroalimentación de la propia comunidad involucrada, esto es, de aquellos que se están empoderando ellos mismos.
CREAR Y CAPACITAR EL MEDIO AMBIENTE PARA EL EMPODERAMIENTO
La gente se empodera a sí misma. Sin embargo, los gobiernos y otros actores pueden desempeñar un rol vital, ya sea obstaculizando el proceso o creando un ambiente de apoyo formado por políticas, instituciones y culturas institucionales.
POLÍTICAS
Muy a menudo, especialmente en un país democrático, lo más fácil para los gobiernos es cambiar o promulgar leyes para apoyar a los pobres. Esto puede incluir una gama de acciones importantes que dependerán del contexto específico, tales como la legislación contra la discriminación, la reforma de los códigos civiles y de herencia, la protección de las áreas de recursos comunes usadas por los pueblos indígenas, o la facilitación de los criterios de méritos para los créditos utilizados por los bancos del sector público. Ninguno de estos ejemplos constituye una dádiva de bienestar, aunque eliminan barreras y liberan las capacidades de las comunidades pobres para que se empoderen a sí mismas.Pero las leyes son a menudo insuficientes. Esto podría ser porque ellas son implementadas en forma deficiente, o porque se necesita que se den más pasos activos. Dos direcciones clave de política pueden ser identificadas, que se suman a la eliminación de barreras al empoderamiento de la gente pobre. La primera es fomentar los procesos grupales en los programas en AQUÍ contra de la pobreza, como un paso consciente hacia la transformación de los programas rígidos y con mucho personal en otros más creativos, flexibles y que den respuesta. Sin embargo, para los grupos de mujeres, por ejemplo, no es suficiente ser formadas en el último nivel de un programa de gobierno. La experiencia de la India nos indica que tales grupos a menudo no despegan o pueden ser disminuidos en sus capacidades, a menos que la estructura del programa completo sea repensada para darles una mayor voz en la toma de decisiones, que afecte la planificación, monitoreo y evaluación del proyecto. Es aquí donde los programas de gobierno tienen mucho que aprender de las experiencias no gubernamentales. Los burócratas deberían desear hacer este aprendizaje, y así alterar sus enfoques y sus formas de pensar.
La segunda dirección es eliminar las barreras de acceso a la información a los pobres. La información es a menudo uno de los recursos más fuertemente guardados y controlados en los programas de desarrollo. Como ha demostrado la teoría que explica la conducta de búsqueda de ganancias, controlar y hacer confusa la información es el principal mecanismo para maximizar las utilidades y la corrupción. Una gran cantidad del mal uso y merma de los fondos del desarrollo creados para los programas en contra de la pobreza se disfraza bajo un pesado velo de desinformación o simplemente, de falta de ella. Por tanto, un aspecto crucial de la pobreza es la pobreza de información, la que de esta forma se convierte en una necesidad clave para el empoderamiento, porque es solamente cuando la gente pobre sabe qué dineros están disponibles, cómo son canalizados, cuáles son las reglas y procedimientos del programa, y cómo se toman las decisiones, que puede empezar a pensar en hacer responder a los funcionarios públicos o privados del programa. Controlar la información es una clásica táctica de los poderosos. Sirve para marginar a los que no tienen poder al estatus de objetos o beneficiarios, en lugar de ser agentes activos que el empoderamiento genera. Los gobiernos pueden hacer mucho para hacer accesible la información en diversos aspectos, abarcando desde la gestión del desarrollo hasta los derechos humanos.
INSTITUCIONES Y CULTURAS INSTITUCIONALESLo que suele entorpecer un programa de empoderamiento eficiente en contra de la pobreza, es la nueva mentalidad en la toma de decisiones y de control de arriba hacia la base, que han sido propias de las instituciones gubernamentales y privadas y de sus culturas. Estas se oponen frontalmente a cualquier proceso de empoderamiento que se construya para apoyar o desarrollar las capacidades de la gente pobre para tomar un mejor control de su vida. Aunque son vitales los cambios legales, el apoyo a los procesos grupales, y el acceso más abierto a la información, también se requiere abordar la estructura de las instituciones, la forma como se efectúan las decisiones, y la nueva mentalidad de los que trabajan con estos programas. Probablemente, éste es el cambio más difícil de lograr, especialmente cuando las instituciones son de larga trayectoria, han desarrollado férreos intereses, y donde nadie recuerde ni cree que puedan existir métodos de toma de decisiones más flexibles y abiertos que aquellos a los que están acostumbrados. Un gobierno que decide implementar tales deseos de necesidad de cambios tendrá que proceder lentamente y comenzar con pequeñas acciones, identificando los principales cuellos de botellas y rigideces, y reorientando los protocolos de capacitación para los funcionarios gubernamentales, de tal forma que se puedan incorporar los nuevos métodos y enfoques para gestionar los programas en contra de la pobreza.
LA IMPORTANCIA DE LA DEMOCRACIALos cambios en las políticas e instituciones identificados más arriba presumen de la existencia de una política democrática. Hoy ha llegado a estar de moda en algunos círculos argumentar —basándose en los éxitos económicos de unos pocos regímenes autocráticos— que la democracia no es sólo innecesaria para el desarrollo humano y la erradicación de la pobreza, sino que realmente puede ser un impedimento. Como un principio general, esta es una visión miope, ciega a las lecciones de la historia política humana. Por cada gobernante benevolente, rey o autócrata, han existido muchísimos más dictadores corruptos y opresivos. El autoritarismo no garantiza la remoción de la pobreza sino todo lo contrario. Los gobiernos autoritarios tienden a no dar cuenta de sus acciones y son proclives al enriquecimiento de unos pocos, a los abusos de los derechos humanos y a la corrupción. Los pocos que pueden no serlo son las excepciones que justifican la regla. La genuina democracia, por otra parte, crea los espacios que los que no tienen poder necesitan para liberarse de su opresión. Aunque puede ser caótico y desordenado, es la única base sustentable para expandir las capacidades humanas de los pobres, y el único medio que les garantiza la amplitud para empoderarse ellos mismos.
* Empowerment as an Approach to Poverty, documento de base para el Informe de Desarrollo Humano 1997, del PNUD. Agradecemos la autorización de ese organismo para traducirlo y publicarlo. Traducción de Oriana Jiménez.
1. Palabras de Rani, una mujer del distrito de Pudukottai, Tamilnadu, al hablar del efecto que ha tenido en su autoestima su participación en arivoli, programa de la Campaña Total de Alfabetización (Athreya y Chunkath, 1996, p. 242-3).
2. Alagamma era una mujer analfabeta, de la casta que ha sido objeto de medidas legislativas especiales (intocables) quien ganaba un pequeño salario diario de Ganesan, un contratista cavador de canteras, por quebrar los bloques de granito en pequeñas piedras; su familia completa estaba ligada a Ganesan porque su padre le había pedido prestado dinero. Su capacidad de enfrentrase a su opresor fue el resultado de un programa gubernamental que le otorgó derechos para la excavación de canteras, de propiedad del gobierno, a los grupos de mujeres trabajadoras, rompiendo así el dominio de los contratistas y la mafia en el área (Athreya y Chunkath, 1996, pp. 265-6).
3. En su excelente ensayo, Batliwala (1993) evita la dicotomía extrínseco-intrínseco al incluir "el ser", "esa combinación única de inteligencia, creatividad, autoestima y confianza" (p. 7), entre los recursos a ser controlados.
4. Ha habido un extenso debate en la India sobre los pro y los contra de las recientes reformas a la Constitución, las cuales descentralizan cierto poder a las entidades locales tanto en áreas rurales como urbanas.
5. Cabe hacer notar que la extensión de la desigualdad entre los miembros de las castas y tribus que han sido objeto de medidas legislativas especiales (scheduled caste) era menor que en el resto de la población. El autor concluye que las intervenciones gubernamentales dirigidas en contra de la pobreza en esos grupos son menos probables de ser aprovechadas por una capa más rica ubicada sobre dicho grupo.
6. Los habitantes de las veredas son aquellas personas que viven en las aceras para los peatones. A veces, levantan chozas provisorias en las veredas impidiendo el paso. Por tal razón, las autoridades los amenazan con desalojarlos o, de hech o, los sacan a la fuerza.
7. Kapadia (1996) confirmó la veracidad de ello durante su visita a las comunidades en las que YUVA trabaja. Tal situación se explica principalmente por el alcoholismo de los hombres y por su rechazo a asumir responsabilidades.
8. Para un excelente estudio analítico de la campaña basada en la experiencia en profundidad de un distrito, ver Athreya y Chunkath (1996). La discusión se basa fuertemente en su análisis.
BIBLIOGRAFÍAAthreya, V.B. y Chunkath, S.R. 1996. Literacy and Empowerment. New Delhi: Sage Publications.
Batliwala, Srilatha. 1993. Empowerment of Women in South Asia: Concepts and Practices (second draft). Asian-South Pacific Bureau of Adult Education.
Gowri, R. 1995. Case Study of Bijapur District, Mahila Samakhya Kamataka. En: Batliwala, S. and Goswami, V. (ed.), Women and Literacy. Bangalore: National Institute of Advanced Studies.
Kapadia, K. 1996. Housing Rights of the Urban Poor Battle for Mumbai’s Streets. Economic and Political Weekly, XXXI, 24, June 15.
Nanavaty, R. 1994. We Can, We Will: Women’s Empowerment and DWCRA Programme. Ahmedabad: SEWA Academy.
Saggar, I. y Pan, I. 1994. SCs and STs in Eastern India: Inequality and Poverty Estimates. Economic and Political Weekly, XXIX, March 5.
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